...Estamos ya en campaña
electoral, volveremos a oír las voces de quienes dicen ir por el
camino correcto: los recortes, la precariedad laboral y de derechos,
la inmovilidad en las ayudas sociales,
a escuchar el mensaje
cargado de nostalgia, de quienes esparcirán en sus mítines aromas a rosas, para tratar de tapar el putrefacto olor de la
corrupción que rodea a nuestra clase política, o a quienes viste de naranja sus azules ideas. Volveremos a tratar
de entender entre los gritos de esta vorágine de intereses, los
argumentos de quienes abogan por ese cambio tan necesario y esperado
por todos, pero lo cierto es, que solo sería necesario tener memoria
para que los ciudadanos tomáramos el 26 de junio la decisión
correcta, recordar lo que impulsó a millones de persona a salir a la
calle un 15 de Mayo, para hacer que su voz, hasta entonces muda, se
escuchara en todas partes.
No teníamos que
esperar a que llegasen las elecciones para hacer valer nuestros
derechos, entre los que se contaba, el derecho a manifestarnos y
protestar de una forma pacífica y con argumentos más que sobrados; de
la misma manera que el gobierno y todas las fuerzas políticas que
nos representaban, estaban y están en la obligación de escucharnos,
atender nuestras quejas y rebatirlas o aceptarlas de manera
igualmente pacífica y coherente, pero, no fue así, ¿Recuerdas?:
El parlamento sitiado por la policía, las calles cortadas por las fuerzas del "orden"
impidiendo el libre acceso a los ciudadanos, los comentarios, cuando
menos irresponsables, de muchos de nuestros representantes reclamando
mano dura, los parques públicos cerrados al público... parecían
estampas rescatadas del pasado.
Era de esperar, que la
banca y los poderes fácticos de este y otros países, reaccionaran
de mala manera, pero es inadmisible y lo fue, que lo hicieran
aquellos que fueron elegidos democrática-mente por el pueblo, ese
mismo pueblo al que hoy, igual que entonces, se niegan a escuchar.
El uso de la fuerza, el
abuso de poder, la reacción desmedida y poco meditada de nuestra
clase política, fue ciertamente lo que me llevó a recordar viejos
tiempos.
Se acusó, al movimiento
15M de tener tintes totalitarios, pero unos cuantos años después,
la ley mordaza, la reforma laboral, la supresión paulatina y
ascendente de derechos, el endurecimiento de las penas a los
manifestantes, nos demuestra que nuestra indignación era más que
razonable. .
Hoy, igual que entonces,
tenemos que hacer valer nuestra voz de ciudadanos indignados, el 20
de diciembre pasado, dijimos basta al bipartidismo, a las viejas
fórmulas de gobierno, que nos acogotan y nos agotan, el 26 de junio,
es hora de decir SÍ al cambio, de convencernos que unidos podemos realizar este milagro, de decir, que sí, que queremos, una
sociedad mas justa y equitativa, que queremos que se empiecen a
resolver problemas, los de nuestro vecino en paro, los problemas de
solvencia de la pequeña tienda que hay bajo nuestra casa, que el
sobrino de mi amiga pueda ir a la universidad aunque carezca de
medios, que tu compañera de trabajo pueda tener los mismos derechos
sanitarios que tu, que los abuelos no tenga que ver mermados sus
ahorros, o sus pensiones, por tener que mantener a sus nietos. Que la
vivienda, el sustento, la educación, la sanidad, sean una obligación
del estado para con su población y no un privilegio del que solo
unos pocos gozan, que trabajar no suponga un sinónimo de esclavitud,
que el ocio no sea algo inaccesible... hay tantas cosas que cambiar
el 26 de junio, no te quedes en casa, VOTA, porque sabes... el Cesar
quiere que te abstengas para que todo siga como está ahora o incluso peor.
A.M.G