lunes, 17 de junio de 2013

PARAR LA MÁQUINA


Hay tantas cosas de las que podría quejarme, de las que debería quejarme, de las que querría quejarme, sin embargo, hoy quiero, hablar de potenciales, de lo que puede ser en lugar de lo que podría haber sido.

Es posible un mundo mejor y cuando digo mundo, no me estoy refiriendo a ese lugar que los de siempre quieren ordenar y han ordenado a merced de su avaricia y bien estar,  ese mundo del que todos los días nos habla el telediario, los periódicos, lo intuyo tan lejano. Nos hemos olvidado de la cercanía de nuestros problemas, que son, eso si, semejantes en todo el mundo. Cuando hablo de un mundo mejor, me estoy refiriendo, a ese que si que está a nuestro alcance, nuestro hogar, nuestros vecinos, el barrio en el que nos movemos, las tiendas en las que compramos, los colegios a los que llevamos a nuestros hijos...ese espacio diminuto que sin embargo, para nosotros, es justo eso, nuestro mundo. La influencia de nuestros actos, nuestro comportamiento, nuestra forma de percibirlo y de mostrarnos ante el, aquí si cobra un sentido casi trágico y podría ser incluso decisivo.