jueves, 24 de febrero de 2011

Golpe de efecto.

En 1981 nuestra constitución, la débil constitución española, no lo era tanto después de todo, prueba de ello, el fallido golpe de estado del 23 de febrero, es posible, solo posible, que quizás fueran otras instituciones las que pendieran de un hilo.

Todos se empeñan en reafirmar la dignidad de nuestros diputados en esos trágicos momentos, pese aquedar impreso en la memoria, a nuestras señorías presas del pánico y por los suelos, cosa por otra parte muy lógica. Las pequeñas anécdotas quedan reagrupadas en meras historietas de soldados inexpertos o políticos despechados, valientes, honorables, véase el caso de las comilonas en el restaurante de las cortes, o a Carrillo de pie, sin inmutarse ante el plañido de las metralletas, la experiencia es un grado, o a un teniente coronel Mellado rebajado por los golpistas a mero diputado, mostrando su valentía y poderío , la milicia y el mando en la sangre, o a nuestro presidente Suarez haciendo muy bien, además, su papel de capitán de barco y no permitiendo que el representante máximo en esos momentos de nuestra democracia, luego lo sería el Rey, hincara sus rodillas en el suelo. Pero ni rastro de esos que aplaudieron el golpe pese a tener un escaño, o aquellos que intentaron pactar un salida o los que ya desde el minuto cero buscaban un sitio en ese caos que apuntaba un futuro distinto. Y sin embargo, como se dice de las meigas, haberlos ahílos… Digo yo que tuvo que haberlos, pero eso no se nos cuenta, no vaya ser que nos confundamos.

Aparentemente Televisión Española, la única televisión por otra parte, fue tomada por las fuerzas golpista, pero nadie nos dice como fue liberada, o por qué el rey tardo tanto en tener una reacción visible, por qué tejero nunca fue degradado, pese a que 4 años antes  fraguo otro intento de golpe fallido, que le acarreo 15 meses de arresto militar. No se nos ha contado lo suficientemente bien, que elementos en el poder estaban al tanto de lo que iba a suceder y cuáles eran sus posturas, la iglesia, agazapada a la espera de noticias, el partido en la oposición, no debemos olvidar que un año después el PSOE gano las elección con una mayoría aplastante, o el propio partido en el poder, que se vio engullido meses después por una alianza popular pseudo renovada y sorprendentemente en alza.

Semanas e incluso meses después del intento golpista, España parecía estar inmersa en un proceso de transición, cuyo lema fue de nuevo, pasar página. Las escasas ganas del parlamento de saber, el “por qué” y el “cómo” de lo sucedido, unos militares sobrecargados de piedad y generosidad hacia sus insurrectos, y unos procesos judiciales que pasaron de puntillas sobre los preámbulos de la trama, condenas mediáticas unas, silenciosas y discretas otras, nos hace preguntarnos si el "¡Quieto todo el mundo!”, de Tejero, no estaría surgiendo efecto más allá del hemiciclo y del momento.

Aquel golpe fallido dio a luz, un gobierno que nos meterían en lo OTAN, una oposición llena de pasado, al menos en lo que apellidos se refiere, dio a la monarquía un lugar permanente e incuestionable en nuestro estado de derecho, sesgando toda iniciativa hacia la república y aunó a las fuerzas de izquierdas en una sola fuerza mucho más diluida en sus colores y aspiraciones…

A veces, me da por pensar que el cesar se sintió augusto y que cuando mira hacia tras, contempla como los objetivos de ese golpe se cumplieron a rajatabla…



A.M.G